Tuesday, November 01, 2005

LIDERAZGO EMPRESARIAL



Los males endémicos empresariales

Fernando D’Alessio Ipinza, director general de CENTRUM Católica

El resultado de una investigación hecha en muchas empresas, no sólo del Perú, sino en diversos países, nos indica que algunos de estos 20 problemas estuvieron presentes en empresas que hoy no existen. Son los males endémicos empresariales y están enraizados en las empresas. Hay que combatirlos, detectando sus síntomas y eliminando sus causas.
La visión cortoplacista de la Alta Dirección buscando resultados en cifras visibles únicamente y no proyectar su organización al futuro.
Las barreras de comunicación y la escasa coordinación entre las áreas funcionales de la empresa que afecta seriamente a toda la organización, resultado casi siempre de una deficiente gerencia general.
El pensamiento de que la calidad cuesta y que es un aspecto táctico del departamento de control de calidad, sin evaluar realmente la verdadera inversión que representa y que su tratamiento debe ser eminentemente estratégico.
La carencia de trabajo en equipo dentro de cada área y entre áreas, resultado lógico del segundo mal, que destruye el concepto fundamental que la empresa es un todo y de todos.
El no contar con una misión y objetivos claros derivados de ésta que oriente los esfuerzos y escasos recursos de la organización.
El conformismo administrativo carente de innovación y el escepticismo de la Alta Dirección en las estrategias y tendencias modernas de la administración.
La falta de motivación y el descuido en la capacitación del recurso humano, elementos fundamentales en la calidad de una organización.
Evaluaciones basadas en el logro de metas numéricas, muchas veces que no tienen sentido, ni cuentan con soporte alguno y medición del desempeño del personal sin criterios de motivación.
Administrar por funciones y no por resultados.
Ausencia de principios morales y éticos en los diferentes estamentos del negocio.
No diferenciar lo que es un costo de lo que es un gasto, y cargar todo al producto con el lógico incremento de precios y perdida de competitividad.
No pensar en la empresa, su salud y futuro, resultado de una gestión personalista a todo nivel, soportado por exigencia de derechos e indiferencia hacia las obligaciones.
Pobre conocimiento a todo nivel de las capacidades materiales, personales, tecnológicas, administrativas, financieras, productivas, y logísticas de la organización.
No gerenciar al nivel de su competencia orgánica, desarrollando habitualmente funciones de menor nivel.
No creer en el planeamiento estratégico, aduciendo un entorno incierto, cambiante e impredecible, no evaluando la importancia especial que tiene el estar preparado especialmente en esos entornos.
Impaciencia al aplicar nuevas estrategias pensando en logros instantáneos.
La actitud defensiva de rechazo al cambio basada en el pensamiento de que se va a trabajar más con la misma paga, y no soportar su accionar en el orgullo del hacer las cosas bien y de ser parte integrante importante de la organización.
¡Hagamos algo!