Thursday, October 06, 2005

RELIGION Y SOCIEDAD

JESUCRISTO A LA LUZ DE LOS ACONTECIMIENTOS MUNDIALES


Nota del autor: Esta fue una ponencia que presenté como parte de una reflexión desde el punto de vista religioso acerca de la persona de Jesús y su pertinencia para nuestra sociedad.


Ponencia
COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA
06 Setiembre 2003

Muy buenas noches damas y caballeros. Desde que fui invitado a participar en este panel mi pregunta principal siempre fue: ¿Cómo abordar un tema tan amplio y complejo a la vez? ¿Es posible expresar algunas opiniones con respecto a la situación mundial y no parecer un noticiero televisivo y relacionar todo esto con Jesucristo y no parecer un sermón religioso?

Propongo pues un acercamiento previo al tema desde tres puntos referenciales y luego contrastarlos con lo que Jesús dijo hace más de 2000 años en un célebre discurso que sintetizó su enseñanza con respecto al fin de los tiempos.

PRIMER REFERENTE: LA CULTURA Y SU ESPIRITUALIDAD POSTMODERNA

La palabra POSTMODERNIDAD originalmente se refirió a algunos movimientos relacionados con el arte y la arquitectura, los cuales reaccionaban ante un movimiento más definido llamado modernismo, el cual sucedió hace un buen tiempo atrás. Hoy, la palabra es usada en un sentido mucho más amplio que el original y se refiere a eventos o corrientes sociales de diverso origen y/o tendencia. El postmodernismo nace como consecuencia de la insatisfacción humana en encontrar respuestas científicas para los problemas humanos.

El modernismo investigó la tierra y el espacio; el postmodernismo investiga el cosmos (es decir todo aquello donde se supone que hay vida). El modernismo tuvo como herramienta a la física; el postmodernismo tiene como herramienta a la metafísica (la que se relaciona con ambientes y espacios no mensurables). En el modernismo se hablaba de ateísmo; en el postmodernismo se habla del sincretismo espiritual.

La globalización y el pragmatismo contrastan muy bien con el sincretismo ideológico y religioso y con la apertura al misticismo (búsqueda de la “sabiduría de oriente” y del “ser interior”). El ser humano pasó de la comunicación franca, abierta y verbal con sus semejantes a la comunicación masiva, acelerada y carente de sinceridad a través del e-mail o el chat. Incluso hasta hemos acuñado el verbo “chatear”. Finalmente podemos distinguir algunos de los elementos de una espiritualidad postmoderna, como son la búsqueda de lo exótico y especial, la hipercomunicación, el centralismo del “yo”, la búsqueda de “técnicas” para lograr el éxito profesional y personal y la necesidad de estimular nuestros sentidos.

Por su parte, la cultura, entendida como todos los modos de comportamiento socialmente adquirido que se expresa en las maneras de pensar, sentir, actuar y creer también han sufrido transformaciones en los últimos años. Basta con citar como ejemplo las celebraciones religiosas. Antiguamente dichas festividades eran usadas para la reflexión, el descanso y la celebración del culto público como expresión de nuestra fe. Hoy cada una de esas “celebraciones” se ha convertido en un pretexto para huir de la capital a un lugar secreto y alejado del bullicio pero no necesariamente para dedicarlo al reposo y la reflexión sino para hacer todo lo que no se hace regularmente.

La cultura, pues, ha sufrido un impacto con el postmodernismo y es un referente en nuestro análisis con referencia a Jesús.



SEGUNDO REFERENTE: LA IDEOLOGIA IMPERANTE (EL CAPITALISMO Y SU CONSECUENCIA DE POBREZA)

Fue Carlos Menem quien en 1995 dijo: “Es cierto que la pobreza es un problema, pero ya lo dijo Jesucristo, los pobres estarán siempre entre ustedes”. Cuando el entonces presidente argentino usó esta cita del evangelio para argumentar a favor de la imposibilidad de terminar algún día con la pobreza creciente en su país, muchos pensaron que se trataba de uno más de sus habituales dislates literarios. Sin embargo, otros creyeron que ese error era la muestra de un problema más profundo. Para estos últimos, las declaraciones de Menem mostraban una determinada manera de pensar acerca del destino del ser humano en los años que vienen. Esa frase era, en definitiva, el emergente de una cosmovisión. Lo más preocupante fue (y es) el notorio desafío, la contradicción flagrante de esta perspectiva con la doctrina cristiana.

El modelo neoliberal del norte entró en nuestro continente a comienzos de la década de los noventas con la oferta de beneficio para una coalición de clases favorecidas. La caída de la inflación parece ser la ventaja que ofrece el neoliberalismo a los asalariados. Esta es una ventaja real pero siempre va combinada con el deterioro del salario por vía de la precarización del empleo y la reducción de los beneficio sociales. El mercado, es decir, la combinación de oferta, demanda y lucro y no el acuerdo social con el estado como árbitro y garante se convirtió en la década pasada se convirtió en el que dictamina quién llegaba al bienestar y quién se quedaba en el camino de hacerlo. Este nuevo siglo nos trajo el cambio de rumbo económico. Políticas sociales de mayor compromiso práctico con sectores más necesitados están tratando de balancear el impacto que la estrategia capitalista ha dejado en nuestros pueblos.

Aunque sea difícil reconocerlo, la desigualdad económica Norte-Sur no ha variado mucho en los últimos años. Los países “en vías de desarrollo” siguen en esas vías y los países poderosos han aumentado su poder. Los movimientos migratorios hacia el exterior son muestra de ello. El 20% de la economía de El Salvador depende del dinero que envían compatriotas desde el exterior a familias que todavía viven en el país. No tenemos estadísticas claras en cuanto a nosotros.

TERCER REFERENTE: LAS CRISIS SOCIALES Y POLITICAS INTERNACIONALES

Algunos de nosotros, seres humanos, tenemos el loable deseo de que todos los que nos rodean piensen, reaccionen y vivan como nosotros, pues tenemos la enorme bendición de vivir en medio de un entorno de libertad, igualdad y de fraternidad tal como lo expresó el lema de la Revolución Francesa. Ese deseo nos lleva a veces a imponer nuestros deseos sobre otros usando la excusa de la búsqueda del bien ajeno.

Los problemas sociales se dan a partir de estas consideraciones. Durante años muchos misioneros cristianos han ingresado a países musulmanes con el fin de construir iglesias y “regalarles” la libertad del sistema democrático. En algunas sociedades eso ha dado resultado, pero en otras, ha tenido desastrosos resultados. Uno de estos últimos” se está llevando a cabo en el Medio Oriente. El Presidente Bush está atacando con toda su capacidad de fuego el territorio Iraquí y está imponiendo gobernantes y/o funcionarios para garantizar el orden de ejecución de un nuevo plan de paz y libertad para Irak. Este no es el primer caso de imposición y creemos que no será el último.

Llegamos a la pregunta clave de nuestra intervención: ¿Cómo ver a Jesús en medio de todo esto?

La respuesta la encontraremos, como dije en la revisión de su famoso discurso escatológico en el Monte de los Olivos
Ante todo hay que establecer un hecho. No creo de ninguna manera que el ataque de Estados Unidos a Irak y la consiguiente desaparición de Saddam Hussein sea el cumplimiento de alguna profecía apocalíptica.

El discurso de los Olivos presenta tres líneas teológicas bien definidas. La primera de ellas es el ANIMO. Día tras día nos encontramos con un panorama desolador: familias destruídas, jóvenes con vidas perdidas y pueblos enteros que sufren. Elaboramos nuevas estrategias para luchar contra todos esos enemigos pero día tras día nuestros esfuerzos parecen ser insuficientes pues la necesidad aumenta. Es aquí donde el elemento teológico de Jesús entra en acción. El cristiano no debe sentirse sorprendido por el incremento de la tensión social, natural o económica pues es Jesús quien ya nos lo anunció todo previamente. Esto de ninguna manera nos debe llevar a la impasibilidad o inamovilidad, sino que por el contrario fortalece la confianza de Dios deque preocupa por la salud de los suyos. El ánimo, frente a las desgracias sociales es no solo una característica del cristiano sino que es un mandato de Jesús.

El segundo elemento es el LLAMADO A ESTAR ALERTA contra todo tipo de movimiento, discurso, doctrina o teoría que nos desvíe del camino de la confianza en Dios o de los ideales del cristianismo. Ninguna teoría política, ningún discurso emotivo ni ninguna estrategia social merece ser seguida sin ningún tipo de reflexión a la luz de la Escritura. Todos los esfuerzos son buenos, pero ninguno es perfecto.

El tercer elemento es la conciencia del JUICIO, el cual no significa la espera de un acontecimiento final en un momento no definido; sino que significa la evaluación de cada uno de nuestros esfuerzos y acciones para ver si ellas están de acuerdo con nuestras creencias llamadas cristianas. Es fácil llamarse cristiano pero ser deshonesto, opresor con los empleados o incluso hasta ladrón de las vidas de otras personas.

A MODO DE CONCLUSION

El postmodernismo, el concepto de economía como algo más importante que el mismo ser humano y el contexto de tensión social dominan nuestro mundo en todas las esferas de la vida pública. Por medio de las comunicaciones globales no hay nación ni pueblo que no esté conectado con alguien más en alguna parte distante del globo. Este tipo de percepción ha consignado a Dios y a todo lo referente a El al olvido. Parece ser que ya ha madurado y ha dejado todas estas cosas al olvido.

El ser humano se enfrenta al futuro confiado en su propia habilidad para manejar cualquier dificultad que se le presente. Se hacen construcciones cada vez más adelantadas a su época; sin embargo, el temor y la incertidumbre no están muy lejos. Cada día se mejoran las tecnologías pero las calles se hace más peligrosas y los pobres se empobrecen cada día más.

Me parece interesante observar que es el mismo contexto al cual llegó Jesucristo hace más de dos mil años con su mensaje de reconciliación y confianza en Dios. Él observó la imposibilidad humana de encontrar un camino coherente de solución a sus necesidades. Nos mostró, con el ejemplo del sacrificio que sí se puede confiar en Dios y que una vocación cristiana de servicio a Dios es la que puede lograr cambios en nuestra sociedad.

¿Dónde está Jesús a la luz de los acontecimientos mundiales? Está aquí, junto a ti, en medio de las calles, en todo lugar en donde se le busca y se está dispuesto a oirle. El mundo cambió cuando Él vino, pero necesitamos recordar que mantener ese cambio es responsabilidad nuestra, y lo haremos solo si seguimos su ejemplo.

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